noviembre 13, 2008

Pandora

Pandora, de Jules Joseph Lefebvre.

«En la mitología griega, Pandora (en griego antiguo Πανδώρα) fue la primera mujer, hecha por orden de Zeus como parte de un castigo a Prometeo por haber revelado a la humanidad el secreto del fuego.

Prometeo decidió robar las semillas de Helios (Sol) a los dioses y entregárselo a los hombres para que pudieran comer y realizar otras tareas culinarias.

Zeus se enfureció y ordenó la creación de una mujer que fue llenada de virtudes por diferentes dioses. Hefesto la moldeó de arcilla y le dio forma; Atenea le dio su ceñidor y la engalanó. Las Gracias y la Persuasión le dieron collares, las Horas le pusieron una corona de flores y Hermes puso en su pecho mentiras, palabras seductoras y un carácter voluble.

Prometeo advirtió a Epimeteo no aceptar ningún regalo de los dioses, pero Epimeteo no escuchó a su hermano y aceptó a Pandora, enamorándose de ella y finalmente tomándola como esposa.

Hasta entonces, la humanidad había vivido una vida totalmente armoniosa en el mundo, pero Pandora abrió el ánfora que contenía todos los males (la expresión «caja de Pandora» en lugar de jarra o ánfora es una deformación renacentista) liberando a todas las desgracias humanas (la vejez, la enfermedad, la fatiga, la locura, el vicio, la pasión, la plaga, la tristeza, la pobreza, el crimen, etcétera). Pandora cerró el ánfora justo antes de que la esperanza también saliera.

Y corrió hacia los hombres a decirles que no estaba todo perdido que aún les quedaba la esperanza.»

No sé qué hay de cierto en este texto que extraje de Wikipedia (que de por sí es un poco caja de Pandora también), pero me serviré de esta versión, como excusa para adentrarme en esta aventura literaria que comienza aquí y ahora.

Acompáñenme cuando quieran.

Un abrazo
Faladomi

 

Los deseos son …

diciembre 31, 2011

Los deseos son los de siempre: salud, amor y dinero, pero hoy agrego : Hakuna Matata para este 2012.

¡Feliz 2012!

Se

enero 30, 2011

Oliverio Girondo (1891-1967)

“Se miran, se presienten, se desean,
se acarician, se besan, se desnudan,
se respiran, se acuestan, se olfatean,
se penetran, se chupan, se demudan,
se adormecen, despiertan, se iluminan,
se codician, se palpan, se fascinan,
se mastican, se gustan, se babean,
se confunden, se acoplan, se disgregan,
se aletargan, desfallecen, se reintegran”.

Pero ya casi han pasado 10 años de aquella vez, y ningún instante borrado, como fotos expuestas sobre la mesa, ahí están, cada escena, cada sentimiento, cada duda, cada angustia…pujando en la boca del estómago
qué hay de nuevo?
El cuerpo tal vez…con un estómago cada vez más dilatado y sufriente. Falso.
¿el saber que es un cuento que uno no puede dejar de contarse?

from now on

diciembre 8, 2010

el consumismo del día a día margina la nostalgia

living in a phantasy

noviembre 24, 2010

la originalidad consiste en volver al origen, decía Gaudí, creo. Y uno de mis originalidades desde el origen ha sido celebrar los cumpleaños de mi gente querida , animarles a sentirse protagonista de ese día, su día y su año; he disfrutado en plenitud esa acción. Desde hace un tiempo a esta parte lo estoy haciendo de nuevo y me llena de dicha

Tal vez dar lo que se espera recibir? O estar recibiendo por el hecho de dar?

«¿hice bien en contártelo? tengo miedo,mucho miedo, no quiero volver así a casa, si se entera que te lo he dicho…me mata. Nadie lo sabe. Luego no se acuerda, después nunca se acuerda. Yo callo. »

la miraba y veía un temblor que se apoderaba de su cuerpo, casi incontrolable. Su expresión entre el pánico, la desesperación, la tristeza, la impotencia. Especialmente la impotencia.

Su señuelo: su hija, a través de ella hablaba y pedía ayuda.

Y detrás de esa niña, el horror.

novelas

marzo 24, 2010

«Nací cuando mis padres ya no se querían…»

Ana María Matute. Paraíso inhabitado

Escribimos con el corazón en la mano. Preguntamos a nuestra propia conciencia: ¿es justo poner así al descubierto los secretos de nuestra alma? El lector no se percata de que escribimos con la sangre de nuestro corazón; para él escribimos simplemente con tinta. No cree que ponemos al descubierto los secretos de nuestra alma; supone que estamos simulando.

Jerome Klapka Jerome, escritor inglés

Aquella rosa muerta en la calle espera
mensaje tras mensaje preparandose a volar
porque habias sido tu mi compañera
por que ya no eres nada
y ahora todo está de mas

si no te supe amar no fue por ti
no creo en el amor y no es por mi
si no te supe ver y te perdi
si cada dia que me das te hace sufrir, no no

Volver a verte otra vez
con los ojitos empapados el ayer
con la dulzura de un amor que nadie ve
con la promesa de aquel último café
con un montón de sueños rotos
volver a verte otra vez
volver a verte otra vez
con un montón de sueños rotos

Dejé el orgullo atras por un instante
me prepare a estar sola una vez más
si no te supe amar no fue por ti
no creo en el amor y no es por mi
si no alcance a entender y te perdi
si cada dia que me das te hace sufrir, no no

Volver a verte otra vez
con los ojitos empapados el ayer
con la dulzura de un amor que nadie ve
con la promesa de aquel último café
con un monton de sueños rotos
volver a verte otra vez
volver a verte otra vez
con un montón de sueños rotos

Volver a verte otra vez
con los ojitos empapados el ayer
con la dulzura de un amor que nadie ve
con la promesa de aquel último café
con un montón de sueños rotos
volver a verte otra vez
volver a verte otra vez
con un montón de sueños rotos

Un poquito de por favor

febrero 6, 2010

muchas horas metida en casa. Le prometiste a tu hija llevarla a la pelu a cortarle el pelo. Y como suele suceder, cumples con tu promesa. La vistes guapa; más ella, que no es presumida ni na´…Se te ha hecho un pelín tarde, es cierto, pero total , qué mas da. La niña tomó su merienda. Ya está duchada. Está contenta. Tu no tienes compromisos después, así que ¡ála!, a disfrutar del paseo. No te lleva más que unos 20 minutos llegar al sitio en cuestión. De antemano has resuelto aparcar en el mismo centro comercial. Claro que no cuentas con que otros tantos como tú, han resuelto lo mismo. Pero no importa, tienes tiempo.  Miras a tu hija por el retrovisor. La ves comiendo sus gusanitos y embadurnándose su ropita limpia y nueva, pero da igual, eso se quita. Cuentas hasta 40 con ella. Luego llegan a 60. Avanza la fila del parking. Ya quedan tres coches para entrar. Así funcionan los parkings en épocas de rebajas o de pre-san valentín. Coches que entran. Coches que salen. Y sin haberlo calculado tienes a tu lado un coche rojo, que viene raudo por la izquierda, saltando la fila , cual larga es y puja por entrar. No le dejan. Te toca el turno a tí, y el coche rojo vuelve a insistir. Tampoco lo dejas. Te pegas al coche delante tuyo, saltándote cualquier norma de distancia de seguridad. Y le tocas la pita muy fuerte. Pero que muy fuerte. A tu pita no le responde otra pita, sino una señora al volante soltando una serie de improperios que hasta las teclas de tu ordenador se ruborizan. Frente a eso, el de atrás la deja pasar. En la selva, vamos a dejar pasar al más fuerte, tal vez haya pensado. Pero tú, no estas en la selva. Has salido con tu hija a cortarle el pelo. Te has parado en el semáforo en rojo, y te has enfilado, un dos tres, esperando tu turno para entrar en el parking. Claro que también tienes tu rejo selvático y no quieres que te lleven por delante. Pero puestos a elegir, y ahora que me lo cuentas, creo que yo prefiero la violencia de la bocina frente a la violencia de los insultos y amenazas.

He visto a tu hija, y debo decirte que quedó preciosa.

Resoplas.  No quieres estar ahí, pero es paso obligado. Burocráticamente obligado. Y sí, en eso se ha convertido. Formalismo burocrático. Ahora más, desde que tiene ordenador para registrar los datos. Si antes apenas te miraba, ahora menos; no te mira a tí, sino a tu nombre que aparece en su monitor cuando termina de teclear. Y tú, estás ahí, transformada en suma de letras que hacen un nombre, una edad, un motivo de consulta,algunos síntomas al tuntún, y algún fármaco, ¿también al tuntún?. Ese es el final. Antes, sentada en la sala de espera. Delante dos señoras luciendo escaso pelo blanco, encuentran conversación con aquel caballero que se les sienta a su vera y que resulta ser el padre del vecino que suele prestarme pelis. Buenas, buenas. Y sí, qué se le va a hacer. Aquí nos encontramos todos. Intercambio verbal de cortesía. Continuamos con el pasatiempo. Ellos hablando , yo mirando mientras espero. Suena el teléfono. Un móvil de una señora sentada en la esquina. Nos hace enterar que tuvo un accidente y que irá pagando el coche poco a poco. Si están de acuerdo bien, si no, a juicio sin problema. Corta. Corta la llamada porque ella sigue. Es un monólogo en busca de acuse de recibo. Si hubiera un médico sólo para escuchar la soledad de tanta gente anciana, se quitarían tantas medicinas. Dice. Presto atención. No está tan equivocada la señora. Dice tener 42 años. Aparenta algunos más. Y sigue hablando. Por más que quiero dilucidar lo que dice, no logro hacerlo. Es una retahíla. Deduzco que es ella quien necesita un médico que la escuche, o en su defecto un conjunto de pacientes en una sala de espera. Entra un representante médico. Guapetón el muchacho. Espera por algún facultativo. Aparece la primera presa. Aunque el apresado termina por ser él. La doctora en cuestión, cerca de 15 o 20 años mayor que él, coquetea quitándole pelusas imaginarias de su chaleco. Se despiden y ella marcha sonriendo con la cabeza gacha y con un especie de temblor o excitación cefálica. Pasa una señora del barrio. Pantalón elastizado. Gordita ella. Tal vez 25 kilos de sobrepeso. Botas largas blancas. Pendientes  largos también blancos y gafas blancas. Como si desfilara luciendo modelito. Sale la enfermera. Lee la lista. Z primero, R después de Z, usted despues de R, etc. Sin darse cuenta nos constituye en un grupo. Nos hace mirar y aprender los nombres de los demás. Nos hace ejercitar la atención y la memoria también. Siempre hay más de uno que se olvida detrás de quién iba. Va pasando el rato. Te llaman. No hace falta que te revisen. Ya te revisó el otro día. Es que comiste algo que te sentó mal. Por eso terminas con gastritis, duodenitis, pseudoapendicitis, trastornos del sistema linfático, válvulas inflamadas. Te cuenta todo ese blabla que no te dice nada. Menos mal que cada vez tu médico te gusta menos que te terminas curando sola, que sino…

Rehacer la biografía

enero 23, 2010

«…le recordaban el vuelco que había dado su vida, dejándola desarraigada, desplazada, como una intrusa en la existencia de otra persona»

Mil soles espléndidos, de Khaled Hosseini

«Recuerdo otro ejemplo de lógica, este poético. Cuando todavía la llevaba a la clínica donde le hacían estudios para evaluar la pérdida gradual de la memoria, le pedí un día que me contara qué tipo de preguntas le hacían. Me preguntaron qué tienen en común un pájaro y un árbol. Yo, intrigada: ¿Y vos qué contestaste? Que los dos vuelan, me dijo muy satisfecha.

Pensé que sin duda la pregunta había sido otra, pero nunca llegué a saberlo. O quizás no. Acaso algo tengan en común, el árbol y el pájaro.

Al recordar este incidente me vuelve otro en el que ella no participa. En una de esas visitas a la clíncia, mientras a ella le hacían los estudios y yo esperaba, me tocó compartir la sala de espera con otra desmemoriada, acompañada por una pareja joven, acaso el hijo y su mujer.También esperaba a que le hicieran estudios. Escuché cómo le hacían preguntas, entrenándola para que contestara bien. ¿Quién es el presidente de los Estados Unidos? ¿Cuál es la capital de este país? Querían que quedara bien, que no hiciera mal papel. Pero no le preguntaron qué tenían en común el árbol y el pájaro»

Sylvia Molloy «Desarticulaciones»

Ilustración: Joe Sorren

la lengua marca

enero 3, 2010

Empezamos. La nieve caerá, se derritirá. Luego vendrá el verde entre los intersticios del empedrado. Y así por años. Lo veremos. Nos lo contaron. Y lo dejaremos escrito. Podremos compenetrarnos con el cuadro. Nos resultará imponente, pero muy lejano. Del otro lado del río. Inalcanzable. Con neblina o con los vivos colores del arco iris. Inalcanzable. Ver y no tocar. Crecerá la nostalgia. Lo melancólico. El esplendor que se ha quedado mudo, pero que a la vez te habla y no le entiendes. Son sonidos que llueven como agua-nieve o letras que ves dibujadas como adornos. Eso. Como dibujitos. No sabes si te atraviesa esa lengua o te deja del otro lado del río. Es la lengua de los otros que te deja fuera. Afuera te congelas. Los guantes te estorban. Sin ellos, los dedos se entumecen. Te acercan la calma de la mirada y la sonrisa. Cuando no hay palabras. Siempre habrá una representación tuya en marioneta. Podrá manipularla quien quiera. Dependiendo de la cantidad de hilos, moverá cabecita, bailará rock, o solo alcanzará a saltar. No eres tú. Es la marioneta de tí mismo. Pasa muy rápido la vida. De repente te ves metido en una película con una secuencia de imagenes tras otra. No puedes parar. Es que no puedes. Te empuja la gente. Multitudes. Son como manchas en el paisaje. Te gustaría quitar algunos , unos cuantos del cuadro, para ver mejor, pero sin que te absorba la desolación de las anchas y respetables avenidas. De un tiempo a esta parte, lo que escoges te sabe a poco. Y al final, te pongas en orden en la fila o desprolijamente como cabras, tarde o temprano, llegaremos al mismo sitio

el re-encuentro de la dignidad

diciembre 23, 2009

Una vieja nueva fórmula: los grandes, graves, serios, caóticos, desesperantes, angustiantes, trágicos, apocalípticos problemas de la vida, se afrontan mejor con tranquila dignidad.

Queridos todos: les deseo un sin fin de respiraciones profundas con olor a eucalipto para el 2010.

Un fuerte abrazo

Faladomi